Un blog de opinión y análisis sobre tecnología, innovación, internet, electrónica, ingeniería, empresa, economía y cosas feas @JMartinezAmo

J.Martínez Amo
Mostrando entradas con la etiqueta neoliberalismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta neoliberalismo. Mostrar todas las entradas
sábado, 15 de octubre de 2011
¿El fin del sistema?
Parece que hablar del fin del neoliberalismo es una arenga de los antisistema, tras sus rastas y pantalones afganos. O al menos eso parecía hasta este año. Por lo visto con la que está cayendo, incluso los grandes economistas y políticos son conscientes de que la bonita teoría sobre la que estábamos creciendo, es bastante más cruda de lo que esperaban (esperábamos). Hagamos un análisis rápido de la situación:
Por un lado el neoliberalismo, actual variante del capitalismo en la que vivimos, tiene unos principios bastante curiosos. En primer lugar se basa en la deuda, todo el mundo debe dinero a todo el mundo, y el dinero nuevo de genera a partir de deuda. Además de eso, los estados pueden asumir déficit sin problema (gastar más dinero del que entra). ¿Cómo puede ser esto? Pues el truco está en el crecimiento.
Lo bonito del sistema es que el crecimiento de unos beneficia al de los otros, todos los estados están interconectados económicamente a través de la deuda. Si uno se hunde los demás van detrás (no hay más que mirar a Grecia). Los estados se financian a partir de deuda que siempre pueden devolver porque su economía crece.
Esto a priori tiene un problema grave, no es sostenible a largo plazo. La única manera de continuar con el crecimiento indefinidamente es generar tecnologías que nos permitan hacerlo (energía limpia, renovable e ilimitada, biomateriales que eviten la contaminación, fuentes de agua dulce ilimitadas, uso de materiales renovables en vez de recursos mineros, etc) además de políticas comunes contra la deforestación, sobrenatalidad, etc. En teoría el neoliberalismo si sería viable.
Aquí es cuando aparece la otra máxima del neoliberalismo, la que nos ha llevado a donde estamos: la no regulación de los mercados. Esto se hizo porque en teoría, la libre competencia hace que bajen los precios, mejore la eficiencia, aumente la productividad, etc. Sin embargo también ha servido para que los gobiernos pierdan todo el poder sobre la banca, y por ende los ciudadanos podemos votar todo lo que queramos pero nuestros políticos no pueden hacer nada para regular el sistema. Y esto es sólo una de las primeras consecuencias.
Sin regulación de mercados, en ningún caso las políticas comunes sirven de nada (no hay más que ver la ONU o el Protocolo de Kyoto, totalmente ninguneados) y el descontrol sobre los lobbies de poder nos lleva a situaciones como tener tecnología para energías renovables y coches eléctricos pero no poder aplicarla, debido a las presiones de muchas grandes empresas.
Por suerte, parece que nos vamos dando cuenta de que el sistema tiene estos errores. Ha llegado el momento de devolver el poder al ciudadano, de crear una democracia de verdad. En definitiva, ha llegado la hora de que salvemos el mundo.
Hoy es 15 de Octubre, y se celebra la primera manifestación global de la historia.
Nos vemos en las calles.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)