El cierre de Megaupload nos pilló a todos por sorpresa. Todo el mundo sabía que en algún momento alguien trataría de frenar las descargas directas, pero para eso parecía que se estaba forjando la famosa ley SOPA. Nadie podía pensar que con la ley en la mano, el FBI pudiera cerrar sin previo aviso un servicio de semejante calibre.
La pregunta en realidad era ¿Por qué ahora?
No se entendía que esta acción respondiera a ningún tipo de interés estratégico concreto. No era navidad, ni había grandes estrenos de películas. Tampoco hay previsto el lanzamiento de algún servicio como Netflix en Europa para este mes, que se pudiera ver beneficiado por la medida. Nada que rascar.
A esto habría que sumar dos desventajas obvias en el proceso:
a. El ambiente estaba caldeado con la ley SOPA. Se sabía que un ataque así supondría una declaración de guerra contra los internautas que tiene muchas posibilidades de volverse en contra la propia industria o incluso del gobierno.
b. Esta acción le da a la industria un par de meses en los que los usuarios de internet van a estar perdidos buscando otras formas de descargar contenidos. En cuanto las encuentren y se acostumbren a esas herramientas (como el P2P), va a ser mucho más difícil meter mano. Megaupload era un supergigante al que podían mantener controlado, mientras que los suburbios de internet son bastante más escurridizos.
Hoy sin embargo ha salido a la luz la noticia de que "
Megaupload preparaba un sitio comercial de música sin las discográficas". Ahora si que se ha descubierto el pastel.
Resulta que era inminente que se lanzara un servicio legal en el que los artistas pudieran colgar su música y recibir beneficios incluso por las descargas gratuitas (gracias a publicidad). Además con un elevadísimo porcentaje del 90%.
¿Consecuencias? Las siguientes:
-180 millones de usuarios de Megaupload son muchos para crear una buena base de descargas.
-El servicio absorbería todo el talento joven de la música y se convertiría en un estándar, desbancando a iTunes, MySpace o Google Music.
-El modelo cambiaría bruscamente, saltándose a las discográficas, que empezarían a perder rapidamente artistas que usualmente sólo ven en torno a un 10% de los beneficios.
-Legitimaría la página de Megaupload, haciéndola prácticamente intocable.
Ahora se entienden las prisas, ahora se ven los intereses. Las descargas eran sólo la punta del iceberg, puesto que en EEUU los sistemas de pago como Netflix ya estaban desbancando al propio Megaupload, en realidad no había razón para preocuparse en ese sentido.
La realidad es que la industria discográfica estaba temblando porque un gigante de internet estaba a punto de acabar con su modelo de negocio y sentenciarlas a muerte como hizo Napster hacer 10 años.
Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo.
